Cuando somos mamás de niños pequeños, es falso que tengamos un equilibrio con el resto de los aspectos de nuestras vidas, aunque parezca así. El agotamiento de mamá existe, es una realidad, y los medios y el internet se han encargado de hacernos creer que podemos tener todo bajo control, y además tener tiempo hasta para nosotras mismas, cuando tú y yo sabemos que una vez que los niños se van a dormir, queremos tumbarnos en la cama y no despertar en un buen rato.
Empecemos por el principio: dejemos de aspirar a ser mamás perfectas con un balance. Ni la mamá más organizada que conozco, puede maniobrar y hacer todo perfecto: tiempo para los hijos, trabajo, esposo, ejercicio y sí misma (aunque todas son igualmente importantes). Somos humanos y también nos volvemos locas, aunque no lo parezca.
Una vez dicho esto, es importante recordar, que NO DEBEMOS SENTIR CULPA. Somos mamás increíbles, pero somos humanos y también tenemos días malos y tenemos días donde estamos completamente agotadas.
Hay algunas herramientas a las que les podemos sacar provecho y nos pueden ayudar a controlar este agotamiento de mamá.
¿Cómo sabemos si estamos agotadas?
Ahora con la pandemia, llevamos al extremo esta situación. Algunos síntomas son que es difícil concentrarnos, empezamos una tarea y de pronto la olvidamos y la dejamos a la mitad. Puedes también presentar dolores de estómago, cabeza o dificultad para dormir. Todas estas señales son alertas rojas de que debemos prestar atención a nuestro sistema nervioso.
Empieza por el autocuidado
Suena a una palabra muy trillada pero cuando te preocupas primero por ti misma, te juro que todas las personas a tu alrededor se balancean. Date un tiempo para ti, hazte las uñas, el maquillaje o el pelo, o ve esa serie que mueres por ver. Haz algo por ti y no lo veas como un acto egoísta, sino como un acto de amor hacia ti y por consecuencia, hacia tu familia.
¿Cómo tener tiempo para nosotras mismas cuando sentimos que no tenemos tiempo en general?
Dicen los expertos que no tienen que ser ratos extra largos, ni toda la tarde libre (eso estaría increíble), sino que tenemos que lograr que los descansos que nos demos sean significativos.
Puedes darte 10 minutos. Deja el celular y deja de pensar en todo lo que tienes que hacer el resto del día y durante 10 minutos, respira y deja que tu sistema nervioso se relaje y regrese su contador. Puedes salir a caminar, tomarte un café, meditar o bailar y cantar por 10 minutos.
Eso sí, ponte una alarma o apunta tus descansos en la agenda. Cuando planificamos las cosas es cuando es más probable que las cumplamos.
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Marca límites
Suena muy fácil pero es de las cosas más difíciles de hacer. Debes de marcar límites empezando por el trabajo.
Cuando hacemos home office, es probable que no respetemos la barrera entre el trabajo y nuestra vida personal. Es importante que destinemos horarios y espacios. Por ejemplo, si tienes una reunión importante, puedes «reservar» la cocina en cierto horario, y ponerte de acuerdo con el resto de las personas que viven en tu casa para que te ayuden.
Cuando se acaba, se acaba
Seamos honestas, hay trabajos que nunca se acaban y podrías quedarte conectada toda la noche y aún así tener un chorro de pendientes en tu lista de cosas que hacer.
Pues hoy tienes que aprender a dejarlos. Si son las 6 pm y se acabó tu jornada laboral, cierra la computadora. Nada es taaaaan urgente que no pueda esperar al día siguiente a primera hora. Así que ponte una alarma, cierra la compu y ve y disfruta de tu vida, SIN CULPAS.
Espero que te sirvan, a mi me han ayudado mucho.
Besos, Bibi.