¡Hola! Como algunos de ustedes saben, esta semana estaré en el hospital porque me someteré a una cirugía. De verdad muchas gracias a todos los que me han escrito y me han preguntado por mi estado de salud. Es por eso que decidí escribirles este artículo, pues aunque a la mayoría de los que me siguen por aquí no conozco personalmente, hoy son importantes en mi vida y de verdad no saben cómo aprecio sus preocupaciones.
Te cuento todo sobre mi salud:
Cuando tenía 16 años, mis papás y yo nos dimos cuenta que cuando gritaba o hablaba fuerte, me salía una bola en el cuello del lado derecho. Era una bola muy grande que me dolía. En ese entonces, un doctor me diagnosticó mal diciendo que era un tumor y que me tenían que operar.
Ese año me operan y se encuentran que no tenía ningún tumor, sino una bola de venas enredadas (se conoce como hemangioma). A mis papás nunca les dicen nada y les inventan que ya me habían quitado ese «tumor».
A los pocos meses de recuperarme, mis papás se dan cuenta que la bola me sigue saliendo, así que fuimos con otro doctor, quien nos confirmó, efectivamente, que no tenía ningún tumor. Este doctor me manda a NY en el 2001 con un doctor especializado de Estados Unidos, quien me opera y me inyecta alcohol en las venas del cuello diciendo que se iban a deshacer. Y pues eso no pasó.
En el 2008, me informaron que ahora lo que tenía en el cuello se había transformado en un aneurisma, así que decido operarme con un doctor que comete un grave error (que yo no sabía que era un error), me pone dos stents en la vena principal que va del corazón al brazo. Esto fue muy malo porque en el futuro, los stents se taparon y bloquearon el uso de esa vena. Después de años de anticoagulantes, a los 6 meses que nace mi segundo hijo, encuentro una nueva bola en la misma parte del cuello pero un poco más atrás.
Busqué nuevamente a este doctor, creyendo yo que me había curado, y me dice que se produjo una fístula, el choque entre una vena y una arteria. Hoy sé que eso se provocó debido al error de haberme puesto stents en el 2008.
En enero del 2016 me opero con el mismo doctor, creyendo que estaba todo bien, pero como era un caso muy complicado, estuve mucho tiempo en el hospital y lo que el decidió hacer (muy mala decisión) fue meter coils a la bola del cuello (fístula), pero me mete tantos que con el tiempo se hizo dura y crearon peso, y ese peso dañó todo mi sistema nervioso, es decir, todos los nervios de mi brazo derecho.
Después de esa operación me dieron dolores muy, muy fuertes y el caso fue muy complicado. En el 2017, otro doctor me dice que todo esto fue un error y que me los tenía que quitar antes de que me dañaran todo el brazo derecho. Entonces me opero y me dice el doctor que debemos darle tiempo a mis venas a que se recuperaran. El tiempo pasó y el daño fue tan fuerte, que mi sistema nervioso del plexo braquial quedó muy dañado.
Así que hoy debido a toda eso, tengo 2 problemas:
1. Los nervios dañados (síndrome de salida torácica)
2. Las venas, pues me tienen que quitar lo que me pusieron hace mucho y reconstruir esa vena.
Yo vivo con mucho dolor, y después de mucho investigar, en esta cirugía a la que estoy a punto de someterme, esperando que sea la definitiva, van a reconstruir mis nervios, limpiarlos, acomodarlos, reconstruir mi vena y quitarme la primera costilla y el músculo escaleno, pues dicen que esto logrará quitarme los dolores e incomodidades que este problema me provoca.
Pensé mucho mucho si quería compartirles esto y decidí que sí, pues es una gran parte de mi historia de vida y la vida es #imperfecta y los miedos no se quitan, se enfrentan. 😉
Así que nos vemos muy pronto de regreso y ahí les encargo que me manden buena vibra pues sé que eso me ayudará mucho.
Y en cuanto salga de esto, seguiré con mi trabajo que amo; así que nos veremos pronto de regreso y con todo.
Los quiero,
Bibi.